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Historia del esmalte de uñas, desde sus orígenes hasta nuestros días

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Símbolo de poder, de refinamiento o accesorio de moda, el esmalte de uñas no ha dejado de reinventarse con el paso del tiempo. Desde las primeras lacas elaboradas con cera de abeja en la antigua China hasta los esmaltes de origen biológico actuales, su evolución cuenta por sí sola la historia de la belleza. Sumérgete en esta colorida odisea, desde la Antigüedad hasta nuestros días.

De la Antigüedad hasta el siglo XIX: un símbolo de poder

Mucho antes de ser una coquetería, el esmalte de uñas era un auténtico marcador social. En todos los rincones del mundo y a lo largo del tiempo, las uñas cuentan una historia de rango, prestigio y poder.

Uñas pintadas, un privilegio de las élites a lo largo de los siglos

Hace casi 3000 años en China, las mujeres de la alta sociedad ya aplicaban lacas naturales hechas con clara de huevo, cera de abeja, goma arábiga y pétalos de impatiens. Bajo la dinastía Zhou, el uso de ciertos colores estaba tan codificado que tonalidades como el negro y el rojo oscuro estaban reservadas a las emperatrices. Infringir esta regla podía acarrear incluso la ejecución.

En el 2000 a. C., los babilonios teñían sus uñas con khôl: negro para los nobles, verde para el pueblo. Una manicura con estatus que servía para distinguir las clases sociales.

En el Egipto antiguo (hacia el 1500 a. C.), las reinas pulían y teñían sus uñas con henna. Se dice que Cleopatra adoraba los tonos rojo marrón, mientras que Nefertiti prefería un rubí resplandeciente. El esmalte se convierte en un auténtico atributo real.

Al otro lado del mundo, los incas del siglo XV también cuidaban los detalles: decoraban sus uñas con motivos de águilas y símbolos divinos, auténticas obras de arte en miniatura. El primer nail art nació mucho antes que Instagram.

En Europa, se sabe que las damas del siglo XVII lustraban sus uñas con piel de gamuza y pomadas coloreadas.

Dos siglos más tarde, en la época victoriana, se recurría a trucos caseros: un baño de zumo de limón o vinagre bastaba para aclarar y dar brillo a las uñas.

Los antecesores del esmalte de uñas: cuando la naturaleza daba color

A partir del siglo XIX, sin disolventes ni frascos, las fórmulas eran 100 % artesanales. Se utilizaban:

  • Pigmentos vegetales (rosas, amapolas, henna)
  • Polvos minerales
  • Resinas naturales como la goma laca.

La manicura se convierte en un arte de vivir: las mujeres recortaban, pulían y nutrían sus uñas con cremas grasas como la cold cream y polvos para pulir. También empujaban sus cutículas con un palito de madera de naranjo, inventado en 1830, que sigue en nuestros neceseres hoy en día.

Desde el Egipto antiguo hasta principios del siglo XX, la belleza de las uñas era un lujo reservado a la alta sociedad.
(@Wikimedia Commons)

La invención del esmalte moderno: una revolución americana

La historia del esmalte entra en su fase moderna en el siglo XX con la invención del esmalte tal como lo conocemos hoy. ¿Y adivina qué? Todo empieza en un garaje.

La idea que lo cambió todo: del capó del coche a las uñas de colores

En los años 1920, la maquilladora francesa Michelle Ménard se inspira en la pintura para automóviles para crear una laca resistente y brillante a base de nitrocelulosa. Así comienza una nueva era: la del esmalte moderno, liso, colorido y sobre todo duradero.

Pocos años después, Charles y Joseph Revson, junto con el químico Charles Lachman, perfeccionan esta fórmula bajo el nombre, ya famoso, de Revlon. Introducen una gran innovación: un esmalte cremoso y cubriente en tonos que combinan con barras de labios. El dúo barra de labios-esmalte se convierte en símbolo del glamour.

El esmalte, estrella de Hollywood

En los años 1950, el esmalte se impone como accesorio de moda. En el cine, Marilyn Monroe, Rita Hayworth y Lana Turner popularizan las uñas rojas, símbolo de elegancia y sensualidad. Los anuncios de la época exaltan esmaltes “indestructibles” y “brillantes como el rubí”. La mujer moderna ahora también es una mujer con las uñas perfectas.

Nacido antes de la guerra, el esmalte se populariza gracias a las actrices de Hollywood.
(@Revlon, @Wikimedia Commons).

El auge de la manicura

Desde los años cincuenta hasta el 2000, el esmalte se convierte en un esencial de los neceseres de belleza. Cada década reinventa la manicura a su manera, entre innovaciones, colores emblemáticos y nuevas actitudes:

1950s: nace el icónico rojo intenso y aparecen las uñas postizas como extensiones cosméticas. Un dentista de Chicago ya había tenido la idea para evitar que la gente se mordiera las uñas.

1960-70s: se imponen los tonos pastel y esmaltes con efectos metalizados y purpurina. Jeff Pink inventa la manicura francesa para facilitar los cambios de look en el set de rodaje.

1980-90s: explosión de colores neón y nail art, que se vuelve una pasión global. Aparecen esmaltes perfumados, prótesis decorativas, adhesivos, strass… la fantasía no tiene límites.

2000s: llegan los tonos oscuros y los matices rock chic. Chanel marca un hito en su desfile de 2009 con uñas verde jade. Se rompen los códigos y se diversifica la paleta.

2011: llega el esmalte semipermanente en gel, ultra brillante y resistente hasta 3 semanas sin descascararse.

Desde los años 80, el nail art arrasa y los colores de esmalte se diversifican.
(@look8thenails)

El esmalte se reinventa en el siglo XXI

Hoy en día, el esmalte va más allá de su función estética. Se ha convertido en el reflejo de un estilo de vida consciente y responsable. Las fórmulas evolucionan, los gestos se transforman y la manicura se inscribe en un enfoque más ético, sin renunciar al placer de llevar colores bonitos.

El esmalte en la era de la clean beauty

Con el aumento de la conciencia ecológica, las marcas revisan la composición de los esmaltes. La tendencia se inclina hacia fórmulas respetuosas con el medioambiente y libres de sustancias perjudiciales para la salud.

Desde 2010, las sustancias CMR (cancerígenas, mutágenas, reprotóxicas) han sido progresivamente prohibidas en los cosméticos fabricados y vendidos en la Unión Europea. Ingredientes como el formaldehído, el tolueno o la hidroquinona han sido eliminados, al igual que moléculas sensibilizantes como los monómeros de metacrilato (HEMA y DI-HEMA-TMHDC). El TPO fue prohibido en septiembre de 2025. En 2013, Europa también prohibió los ensayos en animales para cosméticos e ingredientes de uso exclusivamente cosmético fabricados en la UE.

Los esmaltes de nueva generación se han desarrollado con la ambición de combinar rendimiento, placer y respeto por las uñas. Manucurist ha apostado con sus esmaltes Green™ y Green Flash™: fórmulas mayoritariamente de origen vegetal donde los disolventes y plastificantes derivados del petróleo han sido sustituidos por alternativas vegetales como el maíz, la caña de azúcar, la yuca o el algodón. Una apuesta ganadora que convierte a Manucurist en un referente de la belleza responsable y duradera.

Yuca, caña de azúcar, algodón, maíz, patata… Los esmaltes de nueva generación priorizan los ingredientes de origen vegetal en lugar de los derivados del petróleo.

Regreso al minimalismo: el nude reaparece

Tras décadas de manicuras llamativas y nail art extravagante, lo natural vuelve con fuerza. Las tendencias soap nails, bare nails y clean girl nails representan este deseo de simplicidad y la estética del “menos es más”: uñas brillantes, transparentes, perfectamente cuidadas, con el toque justo de resplandor. Es LA manicura nude 2.0, sutil y ultra chic.

Una nueva visión de la manicura

Hoy, la manicura va más allá del color: es un momento de cuidado y bienestar, un ritual personal. El siglo XXI ha dado lugar a una nueva era del esmalte donde se valoran las fórmulas bio-sourcées que respetan la salud de las uñas sin renunciar al estilo. El cuidado es ahora una prioridad para las fanáticas de las uñas. Por eso desarrollamos la gama Active™: esmaltes bio-sourcées, híbridos entre cuidado y maquillaje, que fortalecen las uñas mientras las embellecen.

Los esmaltes Active™ permiten realizar una manicura minimalista ultra tendencia mientras refuerzan tus uñas.

Desde el khôl babilónico hasta las fórmulas de origen vegetal, el esmalte ha atravesado los siglos adaptándose a nuestros estilos de vida. De herramienta de distinción a símbolo de expresión, se ha convertido en el reflejo de nuestra época: responsable y con carácter. Y lo sabemos bien, un esmalte no es solo un color… Es una forma de estar en el mundo, un gesto tan antiguo como moderno, tan íntimo como universal.

Fuentes:

“Vos ongles, tout un monde”, Dra. Sophie Goettmann, Actes Sud

Histoire de la beauté - Le vernis à ongles, Virginie Lamort de Gail, Madmoizelle